Juan a su madre dijo querer,
y aunque el agua tenía que traer,
al patio se fue a hamacar
y se olvidó de trabajar.
Rosa a su madre dijo amar
y así se le oyó jurar,
pero tanto peleó y gritó
que a su madre entristeció.
“Te quiero, madre”, dijo Graciela,
y hoy que no tengo clase en la escuela,
te ayudaré todo lo que pueda.
Meció al bebé hasta que se durmió,
de puntillas del cuarto salió
y toda la casa muy pronto barrió.
Alegre y feliz hizo los mandados
hasta que el día hubo terminado.
“Te queremos, madre”, volvió a resonar
cuando los tres se fueron a acostar.
¿Cómo podía la madre adivinar
cuál de los niños la amaba más?
(
Joy Allison, “Which Loved Best?”, en McGuffey’s Third Eclectic Reader, 1879, págs. 146–147. Citado por Pdte. Monson en
“El portal del amor”, Liahona, octubre de 1996, págs. 4, 5, 6.)