martes, 6 de septiembre de 2011

Llovizna - Fernando Delgadillo



LLovizna - Fernando Delgadillo



Allende el mar que enjuaga las distantes costas 

donde tu solitaria barca ha de varar,
 ya vendrá el tiempo y su largo velo de olvido 
que amaina todos los dolores y aún así recordarás. 
A veces hay que pararse bajo la lluvia,
 pero de todos es, comenzar otra vez,
 consiste sólo en continuar, 
lo dice un hombre que habita 
en donde nunca deja de llover...
Arde la piel busca en todas tus caricias
Los encendidos arrebatos de su piel
Y las estrellas titilantes vieron frías
Angosta estela de la barca en que se fue
A veces piensas que le olvidas y te animas
Algunas otras no lo puedes resistir
Lo cierto es que el dolor te rodeo en sus espinas
Y tu tan solo no volviste a sonreír

Recordaras otras estrellas, otros cielos
Hasta otras noches mas gratas recordaras
Y entre el constante ir y venir de los recuerdos
Te va empujando la marea por donde vas
A donde iras para escaparte de ti misma
Que blanca arena sanara tu corazón
Yo solo se de oscuridades de lloviznas
Luego depuse de todo siempre brilla el sol

Así es amar querida mía sin esperanza
Por eso el alma solo se entrega una vez
Después la vida nos traiciona la confianza
Y uno no vuelve a ser aquello que un día fue
Y fluya el dulce melodioso de tu llanto
Suspiro y viento que agitan al corazón
Porque llorando se remiendan los quebrantos
y las alturas las heridas que ha sufrido la ilusión
por eso el mar es el refugio de los tristes
por el cielo azul no cabe en mi canción
esta canción que solo quiere ser llovizna
que se derrame venturosa refrescando tu dolor
recordaras otras estrellas, otros cielos
y hasta otras noches mas gratas recordaras
y entre el constante ir y venir de los recuerdos
te va empujando la marea por donde vas
a donde iras para escaparte de ti misma
que blanca arena sanara tu corazón
yo solo se de oscuridades de lloviznas
luego después de todo siempre brilla el sol

Yo te amaré toda la vida

lunes, 5 de septiembre de 2011

A quien el Señor llama, el Señor capacita


El presidente Thomas S. Monson testificó que el
Señor nos ayudará a hacer Su obra: “Quizá muchos de
ustedes sean tímidos por naturaleza o se consideren
inadecuados para aceptar un llamamiento.
Pero recuerden que esta obra no es únicamente de ustedes y
mía; es la obra del Señor, y cuando estamos al servicio
del Señor, tenemos el derecho de recibir Su ayuda.
Recuerden que a quien el Señor llama,
el Señor prepara y capacita”
(véase Liahona, julio de 1996, pág. 47).