sábado, 26 de febrero de 2011

Halogenuro a Rosario


Halogenuro de Rosario

Pues bien, yo necesito decirte que me ionizas,
decirte que me atraes como a una solución,
que son tus ordenadas igual que mis abscisas
y que sonlos reactivos con que me catalizas,
los últimos reductos de mi última ecuación.

A veces pienso en darte tremenda diluida,
fundirte en un soluto y hundirte en solución,
mas si eres insoluble y mi alma no te olvida,
¿qué quieres que yo haga con este corazón?

Yo quiero que tu sepas que Orgánica es pesada
y que tengo gran trabajo en reunir el material,
mas si algo se perdiera o algo nos faltara,
daré cien gavetazos, por ti nomás por ti.

Comprendo que tu equipo jamás ha de ser mío,
comprendo que en tus vasos yo no he de sulfhidrar,
y en mis locos y ardientes desvaríos,
bendigo tus matraces, adoro tus reactivos,
y en vez de ionizarte, te oxido más y más.

Qué hermoso hubiera sido tener una gaveta,
los dos unidos siempre, amándonos los dos,
tú siempre trabajando mis sales de castigo;
yo siempre descansando pasándote los reactivos,
y en medio de nosotros nitrito como un dios.

Esa era mi esperanza; mas ya que a nuestro idilio
se oponen los exámenes y largas vacaciones,
adiós por vez postrera, reactor de mis pasiones,
mi luz polarizada, le esencia de mis iones,
mi alambre de platino, mi juventud adiós.

-Manganeso Flúor-

martes, 15 de febrero de 2011

Una hermosa jornada




La hermana Aline R. Petit recuerda como su madre nunca dejó de aprender y de progresar aún cuando perdió gran parte de la facultad del oído y de la vista:
“ En el próximo mes de julio mamá cumplirá 90 años. El último dia que fui a visitarla, se encontraba emocionada por que la Asociación de las Hijas de los Pioneros habia resuelto realizar sus reuniones en su casa a fin de poder compartir con ella las lecciones.
- ¿ Puedes oír cuando dan las lecciones, mamá ? - le pregunté.
- No. No puedo oírlas porque estoy casi completamente sorda , pero eso no me importa. Me han pedido que ofrezca una poesía en cada una de las reuniones y eso me brinda gran satisfacción.
- Pero, mamá ¿como puedes leer estando tan corta de vista?
Debería haberlo conocido mejor.
- ¡ Por supuesto que no leo los poemas ! Una de las señoras me los lee y yo los aprendo de memoria.
- ¿ Quieres decir que aprendes uno nuevo todos los meses ?
- ¡ Claro que si ! ¿ Cómo podría estarme aquí sin hacer nada ?
(“Una hermosa jornada”, Revista de la Sociedad de Socorro mayo de 1970 pág. 38)